El mundo de los negocios vive en constante transformación, lo cual genera herramientas y procedimientos para enfrentar con éxito los retos que se presenten. Desde mediados de la década de los 80, la inteligencia contextual ha ganado terreno en la gestión empresarial y especialmente en estos tiempos del COVID-19, porque entre sus virtudes esta la cualidad de adaptarse a cambios externos a las empresas.
Impulsores de esta tendencia son el japones Tharumi Khana, miembro de la Harvard Business School, y Joseph Nye, profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad de Harvard.
En 2015, el programa FIELD de la Harvard Business School destinó 900 estudiantes durante seis meses a 156 compañías de 13 países. La finalidad de esta experiencia era familiarizar a los alumnos con empresas de países en desarrollo para abordar sus desafíos y apoyar con soluciones a problemas concretos, valiéndose de la inteligencia contextual.
Se trata, entonces, de la capacidad de conocer los límites del conocimiento y adaptarlo a ambientes distintos. En pocas palabras, esta metodología toma muy en cuenta el entorno donde se desenvuelve el negocio para adaptarse a ese entorno.
La inteligencia conceptual también ha demostrado responder muy bien al desafío de la globalización, que implica trabajar con personas de culturas diferentes, de países distantes y con experiencias y costumbres diferentes.
Las empresas han tenido que adaptarse a un mundo globalizado, donde es fundamental conocer el entorno y encajarlo con la propia realidad corporativa para mantenerse competitivas.
De hecho, muchas compañías desaparecen por su incapacidad de conocer las condiciones del mercado circundante, no supieron interpretar a tiempo la realidad vigente, no se involucraron en las nuevas tendencias o no supieron identificar los nuevos requisitos de consumidores cada vez más exigentes.
En la actualidad, la mayoría de las instituciones académicas han reconocido el valor de la inteligencia contextual, pues ha demostrado ser de gran ayuda para desarrollar el olfato necesario frente a los posibles acontecimientos del entorno.
En la inteligencia contextual intervienen el conocimiento de elementos relevantes del pasado, el control de las variables contextuales que afectan el presente y la aplicación de la intuición sobre eventos futuros. Por ser una habilidad intuitiva, ayuda a los líderes de las empresas a alinear las tácticas con los objetivos para crear estrategias inteligentes en situaciones nuevas.
Todo esto permite a las empresas adaptarse a los cambios que imponen nuevas reglas y el COVID- 19 es, sin duda, la prueba de fuego.
Referencias:
https://liensenlaces.
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