La percepción que los jefes y empleados tienen de las empresas debe ser considerada como un foco de atención muy importante por parte de las organizaciones. ¿La razón? El ambiente donde el personal desarrolla las actividades es clave para la productividad y buen funcionamiento corporativo.
Y aquí es precisamente donde entra en juego el clima organizacional, el cual debe ser asumido por las compañías con la debida seriedad y rigurosidad. Es fundamental promover el comportamiento ético de todas las personas de la empresa.
Las empresas deben reforzar la instrumentación de sus valores corporativos sobre la importancia del trabajo en equipo, la identificación con la compañía y el compromiso individual asumido con las metas colectivas trazadas, entre otros.
Por ello, apostar por la motivación de la estructura organizacional puede generar altísimos niveles de compromiso y productividad. Esto repercute positivamente en los resultados y la rentabilidad de la empresa, al contar con colaboradores y directivos satisfechos y felices.
Se trata de evitar o superar situaciones estructurales que pueden venir desde la misma organización por haber planificado solo sobre la base de indicadores sin pensar en las personas, afincándose en que los cumplimientos sean exclusivamente individuales en lugar de colectivos.
Muchas empresas toman muy en serio el clima organizacional y dentro de sus políticas internas adoptan prácticas pata hacer ameno el trabajo, respetando los espacios para que los trabajadores se desempeñen con libertad.
Están conscientes de que el clima organizacional es la expresión personal, "la percepción", que los trabajadores y directivos se forman de la empresa a la que pertenecen.
Hoy, el clima organizacional es un tema de gran relevancia para las compañías que tienen muy en cuenta la búsqueda del continuo mejoramiento del ambiente de sus organizaciones para alcanzar más productividad sin perder de vista el recurso humano.
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