Con el propósito de hacer más eficiente el proceso de alimentación en la industria porcina, un grupo de jóvenes de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires desarrolló e implementó con éxito el primer alimentador automático para cerdas.
Estudios han revelado que la alimentación en una granja porcina representa entre 70% y 80% de los costos de producción, por lo que hacerlo más eficiente haría mejoraría la rentabilidad del negocio.
El sistema integra sensores electrónicos y caravanas con chips para conducir a las cerdas por módulos de alimentación, hasta los comederos, con mayor eficiencia productiva y menos costos económicos, comenta el portal Razasporcinas.com (https://razasporcinas.com/ desarrollan-el-primer-sistema- alimentador-automatico-para- cerdas-100-nacional/).
“La tecnología desarrollada consiste en el diseño de un alimentador automático, con puertas de entrada y de salida, con un lector que puede individualizar a las cerdas a partir de un chip colocado en sus orejas”, señaló Leonel Rae, estudiante de agronomía y uno de los impulsores del proyecto.
Agregó que una vez reconocido el animal, el sistema raciona el alimento correspondiente a ese día, previamente determinado por veterinarios y/o nutricionistas. “Transcurrido un tiempo, la cerda termina de comer, y vuelve al grupo”, afirma.
Además de los beneficios de rentabilidad que representa el racionamiento de la comida, también ayuda a disminuir el estrés del animal. Razasporcinas.com explica que a diferencia de lo que sucede en los modelos de confinamiento, con este método los cerdos pueden caminar y mejorar su sociabilización, lo que también optimiza la productividad.
El sistema se controla con un software desde cualquier computadora, que permite determinar la ración diaria correspondiente a cada animal, observar las curvas de consumo y ajustarlas de forma individual. Con WI-FI en el criadero, es posible gestionar de manera remota y observar qué está pasando en cada momento.
“A partir de las pruebas en condiciones reales y el feedback de los usuarios, pudimos entender mejor las necesidades, y realizar una serie de cambios que culminaron en un producto que ya está en condiciones para su comercialización a escala”, dijo Franco Amorosi, economista que participó en el diseño del sistema de alimentación.
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